Roberto Peidro, de arquero a cardiólogo: Maradona como paciente y el corazón del Kun Agüero “está bien”

Roberto Peidro, de arquero a cardiólogo: Maradona como paciente y el corazón del Kun Agüero “está bien”

10 de mayo del 2024 – Entrevista al Dr. Roberto Peidro, Director del Instituto de Ciencias del Deporte UF, en TyC Sports

Capo en la Universidad Favaloro, atajó en el ascenso, trabajó diez años con René, estuvo en el doping de Diego en Estados Unidos y atiende al Kun.

En su consultorio, entre máquinas de electros, cintas para correr y talonarios de recetas, el protagonista de esta nota recuerda muy bien lo sucedido. A Roberto Peidro lo que ese día le causó enojo, hoy le provoca una sonrisa. Ya había debutado en la Primera de Independiente cuando al año siguiente, un técnico de las inferiores le preguntó: “¿Usted va a seguir estudiando o va jugar al fútbol?”. Para él, este era un falso dilema ya que quería hacer las dos cosas. Por eso se sacó la pechera y se la arrojó a ese entrenador que prefiere no nombrar. Se fue del club en silencio y continuó estudiando medicina.

“Me recibí a los 22 años. Cuando me subieron a Primera ya estaba adelantado en la facultad. Esa situación se dio en 1972, esa persona me dijo que si continuaba con los estudios no podía seguir y decidí irme”rememora quien con el tiempo se convirtió en un prestigioso cardiólogo especializado en deporte.

Apasionado por el fútbol y la medicina, Peidro pudo transitar los dos caminos. Durante un tiempo se calzó los guantes de arquero y también el guardapolvo de médico. “Después de que me fui de Independiente, me convocaron para jugar en la selección universitaria. Y en un campeonato de verano apareció Francisco Calabrese, que era el técnico de El Porvenir, y invitó a jugar ahí. Yo no tenía ganas, pero mi papá me convenció y terminé yendo”, relata Peidro. En el Porvenir disputó 82 partidos en los años 1977,1978 y 1985.

-¿Siempre quisiste ser jugador y médico?

-Fue como un mandato familiar. Mi viejo era muy futbolero, jugó al fútbol también, no llegó a Primera… Bah, en realidad sí, en Tiro Federal de Rosario. Mi vieja era maestra y tenía un hermano mayor que era médico. Para ella los médicos eran como dioses. En 4° y 5° año del secundario ya supe que quería ser doctor.

-¿Por qué arquero?

En realidad a mí me gustaba jugar de 9. Tenía otro tío que en 1925 jugó en la Reserva de River. Y él me empezó a dar conocimientos de arquero. Un día fuimos a jugar al club 9 de julio de Lanús y había un señor que llevaba a todos los chicos y me dijo: “Vos jugas de arquero”. Yo no quería. Atajé y perdimos 9 a 1. Este hombre le dijo a mi viejo: “Che, tu pibe ataja bárbaro, traémelo”. Y ahí arranqué en ese puesto. Esta persona me llevó a Independiente. Estuve en todas las divisiones y mientras tanto estudiaba.

Admirador de Amadeo Carrizo, Roberto Peidro atajó toda su carrera en el ascenso. Después de ser considerado como uno de los mejores arqueros de la B, fue transferido a Deportivo Morón. Además integró el plantel de Deportivo Español que subió a Primera en 1984.

“En 1978 tuve una gran temporada. Estuve cerca de pasar a Boca, también tuve sondeos de Rosario Central y de Lanús. Nunca tuve interés de jugar en la A. Fue entonces cuando apareció Morón. El club estaba en la tercera categoría. Yo no quería porque, como ya ejercía como médico, estaba medio complicado para la rutina diaria. Pero ellos ponían mucha plata. En El Porvenir me rogaron para que fuera, porque a ellos les servía el dinero de mi pase para reformar el estadio. Terminé yendo y la verdad fui muy feliz en Morón. Tuve un buen rendimiento y en 1980 logramos el ascenso. Esto hizo que tuviera varias ofertas, incluso para jugar en el extranjero. Pero decidí quedarme”, señala quien se desempeña como Director del Instituto de Ciencias del deporte de la Universidad Favaloro.

En su época de futbolista los controles médicos no eran tan exhaustivos. Como ejemplo cuenta que “en todos los años de carrera nunca me hicieron un electrocardiograma, ni en las Inferiores, ni cuando fui profesional. La mayor parte de los estudios empezaron hacerse a partir de los 90. Antes se hacían pero buscando más la parte deportológica que la relacionada con las enfermedades, pero no era algo corriente”. Como Jefe de Cardiología de Futbolistas Argentinos Agremiados, Peidro busca concientizar sobre la importancia de los estudios médicos en los deportistas.

 

-¿Los casos de muerte súbita en el deporte aumentaron?

-Las estadísticas de FIFA antes y después del Covid son iguales. No aumentaron los casos de muerte súbita, lo que se incrementó es el conocimiento de estos casos. No hay estadísticas claras para decir que el número es mayor. Pero es probable que la intensidad de los ejercicios que se hacen, la deshidratación que se puede dar en lugares con un calor extremo, quizás influyan. Pero todavía no hay estudios que arrojen certezas sobre esto. Hay uno realizado en Estados Unidos que determinó que desde el año 1990 hasta ahora hubo un aumento del 6 % de los casos de muerte súbita en el deporte de alto rendimiento. Pero los reportes antes de esta época eran escasos. Ese estudio también señala que ahora hay más conocimiento, entonces no se puede saber si el incremento fue por el avance de la ciencia o porque realmente hubo más muerte súbita.

Uno de sus pacientes es Sergio Kun Agüero. Hace unos meses, el exjugador de Independiente dio a conocer un audio en donde el doctor Peidro le comunicaba que sus estudios del corazón habían salido bien.

-¿Qué fue lo que le ocurrió al Kun Agüero?

-Sergio tuvo una miocarditis que le afectó sin darse cuenta porque no sintió nada. La cura fue una cicatriz porque así se cura el corazón. Esta cicatriz le trajo una arritmia. Entonces se le quemó la zona y después no repitió más, pero la tuvo en ese momento. Es un cortocircuito que se da en la cicatriz. Esto en muchos estudios no se ve. Se ve sólo en una resonancia del corazón. Él está bien, sin arritmias.

Peidro fue el médico de la Selección Argentina en el Mundial de Estados Unidos. Como estuvo allí, conoce lo que ocurrió con Diego Maradona. Él aparece en la foto que muestra a la enfermera que lleva a Diego a realizar el famoso control antidoping.

-Fuiste médico de Diego. ¿Qué pasó en el Mundial 94?

-Lo que pasó es que tomó efedrina sin saber. Él tenía una persona que se llevó de Buenos Aires. Estaba contento y cuando le tocó el doping estuvo como una hora porque no podía orinar. Y cuando le dio positivo no entendíamos nada. Le pregunté si había tomado algo y me respondió que esta persona le había dado un suplemento de vitaminas que tenía efedrina. Había comprado la de Estados Unidos porque se le habían terminado las de acá. Fue una tontería total. No tomó nada a conciencia.

-¿Tuviste la oportunidad de salvarlo de la suspensión?

-Yo viajé a Los Ángeles para hacer la contraprueba. Me acuerdo que estaba marcada con un papel que decía: “Efedrina Diego Maradona”. Y la contraprueba tiene que ser ciega, vos no podés saber de quién es y qué tiene. Entonces expresé que eso era nulo y ahí se armó un desastre. Estaban todos los de la FIFA y de nuestro lado solo los abogados de Maradona y yo. Todos empezaron a gritar. Se pidió un cuarto intermedio de tres meses, que hubiera posibilitado que Diego jugara el resto del Mundial pero dijeron que no podía ser. Dieron un cuarto intermedio de ocho horas y cuando salimos, David Pintado, que era dirigente de River, habló por teléfono con alguien, yo supongo con quién. Entonces le dije que me pasara el teléfono para explicarle y me dijo “No, listo. Entremos, que abran el frasco y no hagamos más quilombo”. Eso fue lo que ocurrió.

-¿Cómo era Diego como paciente?

-Yo tuve una muy buena relación con Diego. Lo quería mucho y él también me quería. Una vez yo estaba como médico en Independiente, salimos a jugar a la cancha de Boca, él estaba en el palco y se asomó con medio cuerpo afuera, se tocaba el corazón y me hacía señas que lo llamara. Yo lo fui a buscar cuando tuvo el episodio de Punta del Este y lo atendí ahí. A mí me hacía caso pero era un paciente difícil. Me ha llamado un día a las 2 de la mañana para decirme “mira todas las pastillas que me están dando. Decime cuáles son necesarias y cuáles no”. Y yo se las separaba. Me daba bola.

-Trabajaste con René Favaloro, ¿cómo era tu relación con él?

-Tuve una relación muy linda porque era muy futbolero. Trabajé con Favaloro diez años. Los lunes él me llamaba para hablar de Gimnasia. Cuando el Lobo perdió en 1995 el campeonato con Independiente, me acuerdo que llegué al otro día a la 8:30 de la mañana y el de seguridad me dijo que René me estaba buscando como loco. Pensé “qué macana habré hecho”. Fui y cuando entré a su oficina, sacó las cosas del escritorio, en un papel dibujó una cancha y me dijo “¿qué carajo hizo el viejo? (por Griguol), la única oportunidad que tuvimos para ser campeones y no la aprovechamos”.

-¿Sos un agradecido del fútbol y de la medicina?

-Sí muchísimo. El fútbol me dio la oportunidad de tener una gran cantidad de amigos. Conocí el ambiente al detalle y esto me dio un montón de posibilidades relacionadas incluso con la medicina. Con el tiempo logré juntar estas dos actividades. Soy cardiólogo pero también me especialicé en cardiología dentro del deporte.

-¿Ves habitualmente fútbol?

-Veo fútbol y además juego tres veces por semana. A mí me gustan los arqueros que salen y la agarran. Me acuerdo que una vez Amadeo Carrizo me dijo: “yo no entiendo por qué los arqueros ahora salen y la sacan con los puños, si lo más fácil es agarrarla y se termina la jugada”.

-¿Creés que en algún momento la ciencia va evolucionar tanto como para prevenir una muerte súbita?

-Creo que sí porque hay un desarrollo muy importante de todo lo que es genética. Antes un estudio genético cardiológico era algo imposible y hoy es algo que está al alcance de la mano de muchas de las enfermedades. En estos momentos dar un apto médico significa que las posibilidades de tener una muerte súbita son muy bajas pero no nulas. El apto reduce las posibilidades. Pero hay que saber que hacer deporte ayuda a vivir más y mejor. También hay que saber que el alto rendimiento deportivo muchas veces está alejado de la salud. Porque cuando uno hace un deporte de alta exigencia lo primero de todo no es la salud sino ganar. De ahí que alguien se rompa los ligamentos cruzados o tenga una arritmia cuando podría no tenerla si no hace eso.

Extraído de: TyC Sports

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